Lo bueno y lo malo se mezcla de manera caprichosa en nosotros y nos ayuda a conformar una personalidad variada y sorprendente. Te damos la bienvenida a ambos extremos del dulce Cáncer.
Lo mejor de Cáncer.
Protección: tienen la necesidad de asegurarse que todos los seres indefensos estén a resguardo, bien alimentados y contenidos emocionalmente. Disfrutan mucho pasando su tiempo con los niños y entre sus mascotas. En el ámbito familiar, lo que buscan proteger es la unión de sus integrantes, por lo que siempre tratará de conciliar entre los que tienen alguna diferencia.
Ternura: tratar con ellos es un verdadero placer, ya que todo lo que hacen lo hacen con ternura y dulzura. Son muy receptivos a las necesidades de los demás y las atienden con la mayor contención posible. Si por ellos fuera, seguirían sentando en su regazo a sus hijos hasta el día antes de que contrajeran matrimonio. La prioridad que mantienen a lo largo de toda su vida es la de tratar con dulzura a todo el que se cruce en su camino. Cáncer es el eje que permite que todo gire su alrededor, algo que le permite hacer que las personas permanezcan unidas.
Sensibilidad: los problemas de los demás se convierten en propios cuando alguien se los cuenta. Tienen una empatía digna de admirar, ya que saben ponerse en el lugar del otro y así comprender los motivos más disparatados. Captan la esencia de las personas y hacen todo lo que está a su alcance para darle los mejores consejos. No es de extrañar que se tomen tan en serio los agravios a aquellos a los que ama, que podrían llegar a hacer justicia por manos propias o planificar una revancha memorable para compensar el mal que recibieron.
Lo peor de Cáncer.
Chantaje emocional: cuando veas que el nativo de Cáncer está mal, puedes prepararte, ya que está intentando demostrarte que su pésimo estado no es otra cosa que el resultado de tus acciones. Los cangrejos que de verdad están mal, esconden su estado de ánimo del mundo; es decir que si te lo muestran, es que están buscando que tú cambies una conducta para que ellos se sientan mejor.
Melancolía: se pierden en el pasado y les cuesta mucho salir de allí. Son incontables las oportunidades que dejan pasar por no poder desprenderse de las fragancias, texturas y sensaciones de aquello que ya no está. Son muy apegados a su madre y a su infancia. Crecer es un proceso doloroso para ellos, ya que implica cambios y rupturas drásticas con el pasado, algo para lo que no están preparados.
Mal humor: ser el hijo de la luna tiene sus consecuencias, tanto positivas como negativas y el mal humor es una de las últimas. No es que vivan su vida de mal talante, pero sí que se sirven de este estado de ánimo para lograr lo que se proponen. En definitiva, ¿qué no haríamos por recuperar esa sonrisa afable y esa voz dulce con la que nos espera día a día?
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